
Hayer deberá enfrentarse a la tesitura de entregarles lo que buscan, o hacerles frente en solitario a unos sanguinarios secuaces que no respetan la ley, y a cuyo mando se encuentran los dos hombres más poderosos de la ciudad. Ahora la última bala está en su recámara, y el Winchester dispuesto a disparar. Solo resta encontrar el valor para ponerlo todo en juego, y confiar en que la suerte esté de su lado.
Mientras tanto, la ruleta sigue girando, y sobre el tablero las proposiciones de todo tipo le quieren hacer claudicar.
La vida de un hombre en el Lejano Oeste vale muy poco. Hayer lo sabe muy bien.[ME INTERESA]