"El centinela 2", de Lublaj Raffle

Lectura HispanaSi los guardaespaldas son popularmente llamados como "ángeles de la guarda", los detectives como "sabuesos", y los espías como "topos", los centinelas serían los vigías (o más concretamente el término inglés de "lookout", "reconocimiento de eventos" o "reconocimiento de escenarios" - "events reconnaissance", en la definición técnica -). Son los primeros que ven tierra en lo alto de los navíos -"crow's nest"- en medio del mar, y los primeros que ven el peligro en medio del caos y de las multitudes, protegiendo a sus clientes de potenciales daños o amenazas.

Moviéndose entre el riesgo y la discreción, son los maestros de la ocultación y el sigilo. No detienen las balas como los guardaespaldas: evitan que éstas se disparen y, en ocasiones, realizan investigaciones previas o posteriores, para que los detectives puedan detener al agresor.

Pocas agencias de seguridad tienen centinelas, es un servicio caro, sin apenas visibilidad y que no suele ser muy conocido. La mayoría de las empresas de seguridad no ofrece personal experto en seguimiento y anulación, contención o reducción de riesgos, los suelen sustituir por personal de contrainteligencia o por vigilantes.

En "El centinela", Lublaj Raffle nos introduce en el complejo pero apasionante mundo de estas personas, que dedican su tiempo, sus conocimientos y su tesón con un único objetivo: que el resto de personal de seguridad, y por supuesto sus protegidos, puedan desempeñar su labor con mucha más tranquilidad.

En este segundo volumen de la saga seguimos a Biurn, el protagonista, por nuevos y cada vez más escabrosos encargos, situaciones casi esperpénticas, y mucha de la tragicómica y desvergonzada vida de la más alta clase social de la aristocracia.[ME INTERESA]




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